lunes, 27 de junio de 2011

Montañismo y meditación: Prudencia


Poco a poco la áspera llamada de la montaña
ha ido acallando otras voces ruidosas
que llenaban la mente.

Paulatinamente, el centro de gravedad de
la mente ha ido basculando hacia puntos mas
elevados y etéreos, aunque firmemente
arraigados en la tierra.

He sido llevado a explorar zonas de la mente
olvidadas por haberme establecido en rutinas
pertenecientes al valle o incluso al subsuelo
cavernoso y oscuro.

Un aire mucho mas limpio inunda la mente,
que ha re-aprendido a ascender a sus
propias cumbres de pureza.

En el montañismo no basta con sólo ascender:
hay que regresar sano y salvo.

En la meditación pasa igual:
las experiencias meditativas permiten alcanzar
estados mentales etereos pero hay que ser
capaz de regresar sin perder la cordura.

El nivel alcanzado en el montañismo
debe ir a la par con el nivel alcanzado
en la meditación.

Los peligros de la meditacion son tantos
como los del montañismo, aunque a veces
nuestra inconsciencia nos lleva a menospreciarlos.

Moverse de forma segura a tres mil metros
de altura requiere la misma práctica y
atención que moverse de forma
cómoda dentro de determinados
niveles de práctica meditativa.

Los conocimientos generales del entorno
de la montaña, orientación, climatología
así como las herramientas y técnica para
utilizarlas son básicos para el éxito.

Lo mismo es aplicable a la mente
y las prácticas de meditación.

Ahora el montañero-meditador ha
entrado en otro nivel de práctica,
que no es mejor que el anterior,
sino su culminación, así como
la cima de la montaña no es
mejor que su lomo, sino su
culminación natural.

Acceder a las cimas de tres mil
metros requiere un cierto grado
de experiencia y conocimientos
técnicos así como el uso correcto
de determinadas herramientas.

Lo mismo sucede con determinados
tipos de prácticas meditativas que
proporcionan acceso a estados de
conciencia "elevados".

Ayer me encontré con un montañero
que había pasado solo la noche
en lo alto del Besiberri, un tres mil
al que pronto pienso ascender.

Obviamente, su nivel actual está
muy por encima del mio, pero
es bueno que se haya cruzado
en mi camino para mostrarme
una forma de entender el
montañismo.

Seamos prudentes sin caer
en el pozo de la cobardía
ni el abismo de la temeridad,
siempre sujetos a la cuerda
del linaje.



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