Sepultado bajo la rutina,
creada por la confusa mente
apegada a las apariencias,
yace el maestro,
primordialmente puro.
Para que pueda surgir del sepulcro
de estos cinco agregados impermanentes,
sólo debes mirar directamente
la naturaleza de la mente.
Luego sigue mirando
y actua de forma espontanea,
sin fabricar.
No hay más,
pero tampoco menos.
Infinito
.
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