sábado, 16 de julio de 2011

Naropa: Seis Yogas

El cuerpo físico tiene sus canales por
donde circula sangre y linfa, y tambien
existe un cuerpo sutil por donde circula
energía que influye en el cuerpo físico.

Este cuerpo sutil tiene sus canales y sus
órganos, conocidos como chakras,
y su funcionamiento tiene una
gran influencia sobre los distintos
estados de conciencia.

A través de la respiración podemos
entrar en contacto con este cuerpo
energético, y modificar los flujos
de los distintos "aires" a través
de los canales o "nadis".

Quizás porque en el pasado he tenido
diversas experiencias con este cuerpo
sutil, nunca me ha obsesionado
la práctica de distintos yogas que
se centran en él.

A lo mejor porque he descubierto que
puede ser peligroso adentrarse en
este tipo de prácticas sin una guía
o un conocimiento sólido,
nunca he alentado a nadie
a practicar por su cuenta.

Una cosa es incitar a la gente a
practicar senderismo por un
terreno relativamente poco
peligroso y dentro del marco
de los senderos de Gran Recorrido,
donde es difícil perderse, y otra
muy distinta es empujar a
practicantes inexpertos a
la práctica del alpinismo,
donde el riesgo de poder
sufrir un accidente es mucho
mas elevado.

La práctica incorrecta de yogas
como kundalini o los yogas
de Naropa conlleva un riesgo
muy elevado de terminar
destrozando el equilibrio
mental y psicofísico del
incauto que se adentra
en este resbaladizo terreno
sin la preparación y guía
adecuada.

La vida misma nos suele mandar
señales cuando estamos preparados
para adentrarnos en este tipo de
prácticas, y debemos ser
observadores y cautos para determinar
cuando el momento ha llegado.

Forzar nuestra incursión en este
tipo de prácticas con fines
egoicos nos condenará a
caer en el abismo de la
temeridad.

Cuando el momento de trepar
por la abrupta cornisa de los
seis yogas llegue,
hay que estar muy bien preparado
y perfectamente encordado con
el linaje.

Estas han sido siempre las reglas.



1 comentario:

marpa dijo...

Parece que el momento ha llegado de nuevo. Ahí voy, Naropa, siguiendo tus mojones, en este arduo y peligroso sendero.
Gracias por tu paciencia con este practicante aparentemente lleno de faltas.

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