jueves, 2 de diciembre de 2010

El Ego: El coleccionista


A mi ego le gusta mucho coleccionar,
ya sea libros, iniciaciones, ascensiones,
objetos, experiencias...

Es impresionante la cantidad de libros
que he llegado a leer, consiguiendo a
veces una buena comprensión intelectual
de los mismos.

En los últimos años, la mayoría de ellos
están relacionados con el budismo, y
en concreto con el sistema mahamudra
y el dzogchen.

Cuando vinieron a parar a mis manos
los consideré verdaderos descubrimientos,
como termas o tesoros escondidos que
me eran revelados.

Y lo sorprendente es que si ahora los
regalara todos, no tendría la impresión
de estar perdiendo nada importante,
nada esencial.

No puedo decir que la lectura de esos
libros no haya influido en mi práctica,
porque probablemente sería falso.

Pero tampoco puedo asegurar que los
resultados de mi práctica hubieran
sido otros si no los hubiera leido.

La verdad es que el mahamudra no
se transmite a través de libros,
y que el sistema mahamudra
es relativamente sencillo de
comprender, pero no tan fácil
de llevar a la práctica.

Alguno de los manuales es muy detallado,
quizás demasiado, mientras que algun
otro es muy conciso y parco.

Comprender las diferentes técnicas de
pacificación mental o de laktong no es
ni mucho menos lo mismo que ser
capaz de llevarlas a la práctica.

Han existido grandes practicantes
prácticamente analfabetos, mientras
que otros fueron grandes eruditos,
y el nivel de su realización fue parecido.

Creo que ya va siendo hora de guardar
la colección de libros de mi ego en el
desvan del subconsciente,
y centrarme en lo básico.

Han tenido su utilidad,
pero ahora se estan convirtiendo
en una carga, en un obstáculo
a la práctica.


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