El Lama, persona humana, me muestra mi verdadera faz.
El Lama, palabra de los bienaventurados, me da la certidumbre.
En fin, cuando el espíritu del Lama y el mío no sean más que uno.
Cuando este mundo y el más allá se fundan en la inmensidad de esto mismo.
Cuando el erudito y sus proyecciones se desvanezcan en el espacio.
Pueda entonces revelarse la sabiduría espontánea del Dharmakaya.
¡Que en todas mis vidas no me separe del Lama cualificado, y pueda gozar del Dharma
Y habiendo recorrido los caminos y las tierras de los buddhas, pueda, rápidamente, obtener el estado de Vajradhara!.
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