domingo, 6 de junio de 2010

Karma: Suerte


El pronóstico para hoy era tormenta en los pirineos,
pero yo DEBIA ir al Puigpedrós (2914 m), o al menos
ese era el plan. A las seis y media puse rumbo a la
Cerdaña, via la Collada de Toses. A las ocho ya
estaba en Alp, con la lluvia arreciando, y con
la querida montaña envuelta en nubes y relámpagos.

Cambio espontáneo de plan: ya que parece que hoy
me quedaré sin la dosis, voy a explorar el territorio
para otro día. Me pongo en ruta hacia la Seu de Urgell,
y en Martinet me desvío hacia Estana, un pequeño pueblo
desde el cual otro día pienso subir a la sierra del Cadí,
trepando por la Canal del cristal.

Sigue lloviendo, y se acaba el asfalto. Intento dar la vuelta
metiendome marcha atrás en la entrada de una casa,
pero al haber bastante pendiente, la rueda patina,
y ahí me quedo atrapado. Después de intentar sin éxito
poner distintos objetos debajo de la rueda, aparece el
payés, y empezamos a buscar el gancho para que
pueda sacarme con su pequeño tractor. Hoy he descubierto
que en la rueda de recambio hay un tornillo-gancho que
se enrosca en un agujero cubierto por una lengueta de
plástico en la parte delantera del coche.
Por suerte, bajando los asientos traseros he podido
acceder a la rueda de recambio, ya que estaba
empotrado en un rosal y no podía abrir el maletero.

Tambien por suerte había suficiente espacio para
que pudiera salir el tractorcillo. Dicho y hecho.
El buen samaritano me ha dicho que ya está
acostumbrado a sacar incautos de la trampa
en la que he caído.

Parece que he tenido SUERTE.

Sigo por el camino barroso hasta el
aparcamiento desde el cual otro día
atacaré la Canal del Cristal, que hoy
está cubierta de nieve y con nubarrones
por sombrero.

Son las diez. Volvamos al plan inicial,
media vuelta y rumbo a Meranges,
pueblo desde el que se accede al
refugio de Malniu después de seguir
una carretera en bastantes buenas
condiciones durante media hora.

El tiempo parece que se va a aguantar.


Llego al refugio (2130 m), pago tres euros
por aparcar (dicen que para financiar el
mantenimiento del refugio y la zona),
y me pongo rumbo al Puigpedrós.
Son las doce en punto.

Después de media hora de andar,
me doy cuenta de que no estoy yendo
en la direccion apropiada, ya que las
señales son las de un Sendero GR que
lleva al refugio dels Engorgs, que se encuentra
en una zona llena de pequeños lagos y estanques,
a los pies del Puigpedrós.

Cruzo un par de neveros con cuidado, y al llegar
a la zona de los estanques, pretendo subir al
Puigpedrós por la portella de Meranges,
y hacer el recorrido inverso que tenía
previsto.

Casi estoy a punto de llegar al collado,
despues de dos horas y media, pero el
tiempo se complica de nuevo. Empieza a
llover y en las cumbres que me rodean
se oyen truenos por todos lados, con sus
consiguientes relampagos que los preceden.

Además, una densa niebla empieza a
ofuscar la visibilidad, y ahí es cuando
decido dar media vuelta y volver sobre
mis pasos, con mi GPS mental, antes
de que la cosa se complique de verdad.

Justo despues del refugio abierto,
me encuentro a un chico que hace
una travesía del GR, y le indico
que tenga cuidado al cruzar el
rio para llegar al refugio, ya
que viene muy crecido y con
la densa niebla no se ve casi
nada.

El me dice que el tiempo mejora
en la dirección en la que yo voy,
y yo le digo que empeora en
la que él va.

Nos deseamos buen viaje.

Mientras regreso sobre mis pasos,
siguiendo las señales rojas y blancas,
me doy cuenta de que si no me
hubiera equivocado, ahora me
encontraría arriba en la cumbre,
en plena tormenta, con poca visibilidad,
sin señales que seguir, y sin la
ayuda de mi amigo el Dakota 20,
que aún estoy esperando
que llegue.

¡Vaya SUERTE la mía!

Mientras voy andando, miro hacia
atrás deseando que el montañero
con el que me he cruzado haya
encontrado el refugio y esté bien,
a cubierto del temporal que ruge.

Ahora estoy muy tranquilo porque
sólo hay una tenue llovizna que me
acompaña, pero allá arriba las
cosas son distintas, muy distintas.

Son las cuatro, ya veo el lago junto
al refugio de Malniu con mi coche,
y el Puigmal al fondo. Ahora puedo
comer tranquilo un bocadillo de
pavo y queso, con una buena
vista.

A lo mejor, en el futuro puedo hacer
una travesía como el amigo con el
que me he cruzado, de refugio en
refugio y tiro porque me toca.

Ya estoy de vuelta al refugio.
Son las cinco menos cuarto.
Me cambio,sin prisas,
y ahora empieza a llover de
nuevo, con una niebla muy
densa que casi no te deja
ver por donde conduces.

Ahora voy a volver por el
túnel del Cadí y así me ahorro
el tostón de las curvas de la
collada de Toses.

Justo cuando me meto en el túnel
de seis kilómetros, Nadal juega
su último juego antes de convertirse
en el rey de Roland Garrós.
En el túnel la radio no funciona,
y me pierdo los últimos tres saques.
Cuando salgo ya es campeón.

Las siete menos cuarto, y ya estoy
de nuevo en casa, sano y salvo.

De momento, el karma me ha sido
favorable, pese a las apariencias
y contratiempos.

A veces las cosas no salen como uno
planea, por suerte.

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