viernes, 25 de enero de 2013

Tercer yoga: sin sabor


Curiosa sensación la de observar los pensamientos
y las emociones sin dejarse llevar por ellos.

Generalmente cuando se da una situación apropiada,
el ego iracundo sale rápidamente de su guarida,
como una araña al sentir que una mosca ha quedado
atrapada en su red: con sed de sangre.

La ira siempre ha sido mi talón de aquiles,
y con los años y la práctica, parece que
el ego iracundo, el generador de esta
poderosa y peligrosa emoción,
está un poco más bajo control,
cual golem adiestrado.

Ya hace tiempo que renuncié a la quimera
de destruir a esta entidad vacua,
y me centré en utilizarla de forma
tan equilibrada como fuera posible,
a modo de medio hábil.

Los protectores del darma tienen tambien
su función, y hay que tenerles un respeto.

La fuerte emoción de la ira puede
ser utilizada de forma eficaz,
cuando seamos capaces de ver
su verdadera naturaleza, sin dejarnos
arrastrar por ella.

Un fuerte viento puede utilizarse
para crear energía eléctrica siempre
que dispongamos de un molino de viento
que la pueda transformar.

A mi ego-practicante le gusta creer
que es capaz de integrar esta poderosa
emoción transformándola en alimento
para la mente.

Deseos, esperanzas...
Cosas del ego.


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