jueves, 26 de septiembre de 2013

Logros: Recta practica

 
 
 
Leer instrucciones sobre meditación,
entenderlas a nivel intelectual
y ser capaz de llevarlas a la práctica
son tres cosas muy distintas.

Es muy importante ser capaz de discernir
el tipo de técnicas que son las adecuadas
para nosotros en cada momento.

De nada sirve una técnica muy avanzada
si nuestro nivel no se corresponde con ella.
 
Si somos incapaces de escoger la
técnica adecuada para un momento determinado
de nuestra práctica, no obtendremos
ningun logro ni progreso.
 
En el sistema mahamudra hay distintos niveles,
cada uno con sus técnicas específicas,
adecuadas para los practicantes
que se encuentran en distintas
fases de la práctica.
 
 
Así como en el montañismo, que para acceder
a determinadas cumbres hay que poseer
determinado nivel de técnica y resistencia,
en la meditación, para acceder de forma
segura a determinados estados de conciencia
tambien hay que dominar ciertas técnicas.
 
Querer utilizar técnicas de un nivel mas
elevado al que tenemos es invitar al accidente.
El descalabro mental que puede sobrevenir
exige que seamos prudentes a la hora
de elegir las técnicas a utilizar
en cada momento.
 

Los logros son la prueba de que
estamos practicando correctamente.
 
Si no hay logros, debemos plantearnos
si realmente estamos utilizando
las técnicas adecuadas o debemos
cambiarlas por otras.
 
No por ir mucho a misa se es un buen cristiano.
No por leer mucho sobre mahamudra
y utilizar algunas de sus técnicas
de forma inadecuada los logros
apareceran en la mente.
 
De ahí la importancia en las fases iniciales
de seguir los consejos de un maestro
experimentado que posea logros.
 
 
 
 


martes, 24 de septiembre de 2013

Bodichita: La fuerza de la compasión


La fuerza sin compasión nos lleva al precipicio
de la brutalidad egoica.

La compasión es el lubricante que hace que la mente
pueda aprovechar de forma constructiva y sabia
todas las cualidades de la mente.

Cualidades como la concentración, perseverancia,
inteligencia o calma mental no son suficientes
para llevarnos mas allá del sufrimiento egoico.

Es imprescindible conseguir que la compasión
se manifieste en la mente.

La compasión es la salsa que debe aderezar
todos nuestros pensamientos, sentimientos
y acciones.

Compasión entendida como la capacidad de ponernos
en el pellejo de los demás seres sintientes, comprender
su sufrimiento, y disculpar sus acciones motivadas
por la ignorancia de su propio ser.

Así como nosotros en muchas ocasiones actuamos
siguiendo los impulsos ignorantes del ego,
a los demás tambien les sucede lo mismo.

Compasión no es dejar que los bárbaros hagan daño
a los débiles, sino comprender su problema y actuar
de forma desapegada intentando que nuestras acciones
no generen mas sufrimiento, sino que lo disminuyan.

Porque los que dañan y engañan creyendose mas listos,
tarde o temprano acabaran sufriendo para que aprendan
a actuar de una forma mas recta.

Tengamos compasion de los que utilizan la fuerza
de forma egoica, pero utilicemos nuestra inteligencia
y fuerza para que no puedan dañarnos a nosotros ni a los
que la vida ha puesto bajo nuestro amparo de forma
transitoria.

Ser compasivo no significa ser mojigato ni santurron.
Utilicemos toda nuestra fuerza de forma sabia y compasiva
por el bien de todos los seres sintientes.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Crestas: Solo


Después de la ascensión a los picos de Russell,
ciertos aspectos de la práctica parece que se han aclarado.

Acometiendo una ascensión de dificultad elevada en solitario,
los resultados obtenidos superan a los que se obtienen
cuando hacemos una ascensión similar acompañados
por alguien de un nivel parecido al nuestro o inferior.

El ir sólo hace que la mente tenga que trabajar
mucho más, ya que aspectos tan simples
como una torcedura de tobillo cuando vas
solo y no hay cobertura, pueden significar
un gran riesgo para nuestra integridad física.

El pasado miercoles, en una ruta de unas nueve horas
de duración, no me encontré con nadie.Sólo vi a
tres sarrios a lo lejos.

Hacer una cresta a mas de tres mil metros tiene un sabor
muy distinto si se hace sólo o acompañado.

La cresta es la misma, pero la experiencia no tiene nada que ver.

El nivel de tensión que experimenta la mente cuando vamos
acompañados no se puede comparar al de cuando vamos solos.
Psicológicamente, el esfuerzo requerido para realizar la misma actividad,
crestear, es mucho mayor cuando estamos solos.
Las dudas y temores afloran con mucha mas facilidad al ir solos,
ya que no existe otro ruido que el de la propia mente,
y toda la atención se fija sobre la actividad y la propia mente.
Buscar el mejor paso en una cresta sin hitos requiere una gran
concentración y temple. Se observan las nubes como
factores que pueden complicar nuestra orientación
o progresión, y surgen temores que cuando vamos
por terreno conocido y bien señalizado no aparecen.
 
La tranquilidad que aporta una cosa tan simple como las señales
rojas y blancas de un sendero de Gran Recorrido (GR),
solo se valora cuando vienes de recorrer una zona nueva
y poco señalizada, con algun que otro hito disperso,
o de abrir tu propio camino.

Pero la satisfacción de ser capaz de culminar con
éxito una ascensión inédita en solitario es mucho mayor
que la que se siente cuando vamos acompañados
o ya hemos estado por la zona.

Conocer nuestros límites, e ir cada día un poco más allá
de ellos, expandiéndolos de forma segura; Este es el verdadero 
logro de la práctica genuina.

Nuestro cuerpo humano actual tiene unos límites relativamente claros,
pero los límites de la mente son mucho mas difusos.

Una mente equilibrada y desarrollada en aspectos clave
como concentración, lucidez, tranquilidad, compasion
y sabiduría nos puede llevar a cimas muy elevadas
y traernos de vuelta de forma segura.

No es suficiente ser capaz de ascender a estados de conciencia
sutiles y puros; hay que ser capaz de regresar manteniendo
la cordura y aplicar lo aprendido en la vida diaria.

Este es el verdadero espiritu del mahamudra,
que en la práctica del montañismo encuentra
una buena base para la práctica del mismo.


lunes, 9 de septiembre de 2013

Togal: Picos de Russell



 
La tensión ante la ascensión en solitario
a los picos de Russell, en el macizo de la Maladeta,
hace que afloren viejos temores.

Las últimas ascensiones a tres miles han sido con compañero,
y en ellas la mente parece disfrutar de una tranquilidad pre-ascensión
que yendo en solitario no aparece, de momento.
 
Es la tensión de la mente montañera que sabe que el riesgo
se incrementa al ir sólo en este tipo de duras ascensiones,
y está concentrando toda la atención en la ruta objetivo.
 
A lo mejor pasado mañana encontraré a otros montañeros
subiendo a los picos de Russell, y la tensión disminuirá.

O a lo mejor estaré sólo.
 

Este verano ya he ascendido a más de 25 tres miles,
pero parece que estos 4 que vienen sean los primeros.

Uno se acostumbra a la compañía, y luego la mente
la echa en falta. El lobo solitario de antaño parece
que ha dado paso al sarrio que va acompañado.
 
Será una buena oportunidad para comprobar
el progreso real en este difícil arte
del mahamudra del montañero.
 
Habrá que encomendarse como siempre a
San Marcial, patron de Benasque,
y al espíritu del conde Henri Russell,
gran montañero.
 


viernes, 6 de septiembre de 2013

Integrando los sueños

 
 
 
El yoga de los sueños son un conjunto de técnicas que permiten
practicar durante la noche y trasladar los logros
a la vida de vigília.

A lo largo de nuestra vida pasamos casi un tercio
de la misma durmiendo, y una buena parte de este
tercio soñando.

Si conseguimos llevar la práctica a esta parte
nocturna de la vida,
habremos dado un gran paso,
ya que aprovecharemos estas horas
aparentemente improductivas
y nuestra práctica se verá
realzada.

Hubo una época que trabajé con los sueños lúcidos,
y ahora parece que llegó el momento de retomar
este curioso yoga allí donde lo dejé.
 
Veremos donde me lleva.


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