viernes, 7 de junio de 2013

 
 
 
Cuando las relaciones no son posesivas,
se vuelven enormemente constructivas.

Cuando interaccionamos desde el respeto
y la no-coacción, las relaciones estan
impregnadas de libertad.

Por el contrario, cuando exigimos y
condicionamos nuestra entrega
a que la otra parte actúe a
gusto de nuestro ego "necesitado",
entonces entramos en el mercadeo.

Sin ataduras, fluyendo y respetando
a los que se cruzan en nuestro camino,
agradeciendo la interacción,
sea esta agradable o desagradable.

Entramos en el mundo de las relaciones
no-egoicas, donde el apego y la envidia
ya no tienen cabida.

Un nuevo mundo de posibilidades
de interacción constructiva se abre
ante nosotros.

Es gracias a los que se han cruzado en nuestro
camino que hemos podido ir mas allá
de las relaciones basadas en las
pseudonecesidades egoicas.

Es gracias a los que ahora se están cruzando
en nuestra via que podremos perfeccionar
el arte de las relaciones desapegadas,
que no es lo mismo que indiferentes,
ya que en las primeras fluye el amor,
mientras que en las segundas
el egoísmo campea a sus anchas:
 
mientras unas liberan,
las otras atan.
 
Atarse y desatarse,
fluyendo.


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