Hoy he dado mis primeros pasos con crampones.
Aprovechando las nevadas de hace poco más de
una semana, me he desplazado a Ulldeter, en
el pirineo, con la intención de practicar la progresión
con crampones y el uso del piolet.
No había subido antes porque el tiempo no ha
acompañado, pero sabía que en el coll de la
Marrana, un collado que se encuentra entre
el Gra de Fajol Gran(2712m) y el Bastiments (2883m),
encontraría nieve, ya que está a 2529m y en una
cara norte, y tiene una pendiente de unos 35º,
perfecta para principiantes como yo.
Parece que fue ayer cuando en el Matagalls (1700m), en el
macizo del Montseny, me encontré con un montañero que
me dio la idea de ir al Pirineo, empezando por
el Bastiments. El me hablaba de crampones,
de montañas de casi tres mil metros, de salir a
las cinco de la mañana, y eso que hace un año y medio
me parecía de otro mundo, hoy se ha convertido en
parte de mi mundo.
De esta zona del Circo de Ulldeter conozco bastante bien
su cara estival, su cara primaveral gracias al uso de las raquetas,
su faceta otoñal con sus fuertes vientos y hoy me ha
abierto las puertas de su cara invernal, ya que
con los crampones podré acceder a las cimas
y descubrir nuevas sensaciones hasta ahora
vetadas para mi.
Hoy me he encontrado con montañeros que al
no llevar crampones se daban la vuelta, otros
que subían dificultosamente sin crampones
arriesgandose a resbalar, ya que la nieve
estaba helada, y tenían que subir por un
pequeño canchal y otros que como yo,
iban provistos de crampones y podían
subir por la pala de nieve helada sin
ninguna dificultad y minimizando el
riesgo de resbalar.
También había otros que subían por corredores
de un grado mayor de inclinación. Es decir,
he podido contemplar montañeros de
diversos grados de experiencia, viendo
reflejado mi propio pasado, presente
y futuro.
Cuando hace cuatro meses compré los crampones
y el piolet con la idea de utilizarlos en la Pica de
Estats y el Aneto, no sabía que antes los llevaría
de paseo al Ventolau, al Monteixo y al Pico de Alba
antes de poder utilizarlos.
Después de leer la teoría sobre su uso, hoy he
pasado casi tres horas subiendo y bajando
por el coll del la Marrana poniendo en
práctica las técnicas que hasta hoy
eran sólo conocimiento intelectual.
La sensación de seguridad es brutal,
convirtiendo en fácil movimientos
que sin estos instrumentos serían
peligrosos y complicados, pudiendo
ascender de forma directa por
palas de nieve de gran inclinación.
Incluso he podido poner en práctica
la técnica de autodetención con el
piolet.
En condiciones de nieve dura, helada,
van de perlas, pero cuando esta está
más blanda, te hundes, y el centro de
gravedad se desplaza más bruscamente.
Primeros pasos balbuceantes como los
de un niño, que sólo ha empezado su
aprendizaje sin fin.
Hoy han trabajado otros músculos,
y esperemos que este incremento
de agarre no se traduzca en un
incremento de apego, sino al contrario,
en una mayor capacidad de autoconocimiento
y libertad que pueda ser puesta al
servicio de los seres sintientes.