Despues de diez dias en Israel regresé al Cairo.
Dos días antes había pasado la noche en lo alto
del Sinaí, en unos refugios que hay, solo con
Paolo, un italiano de unos cincuenta años,
y el vigilante de los refugios, que era el que
vendía te con leche durante el día. Dormí en
el suelo, con mi manta y las sábanas de
backpacker que eran mis compañeras
de viaje.
El viaje a Israel me había llevado a lugares
como Jerusalen, Belen, Nazaret, Safed y
el Monte Carmelo, entre otros, y culminó
con la visita al monasterio de Santa Caterina,
donde subí al monte Sinaí por la tarde, y
pasé la noche arriba, como ya he dicho.
Pero la zarza ardiente que Moisés vio allí,
yo tuve que esperar a mi vuelta a Giza
para experimentar algo parecido.
Regresé a la casa de Alé, mi amigo egipcio,
donde había dejado una buena cantidad
de libros que había ido adquiriendo a lo
largo de mi periplo, y que al irme de egipto
hacia el Nepal regalé al hermano de Alé,
que hablaba español e inglés. Cuando todas
tus pertenencias deben caber en una mochila
y una bolsa, te das cuenta que el saber SI ocupa
lugar, y debes desprenderte de lo que ya no
necesitas para tu nuevo tramo del viaje.
En el viaje en autocar de vuelta al Cairo,
conocí a unos argentinos, y les dije que
pensaba dormir de nuevo en lo alto de la
piramide, probablemente deseando que
alguno de ellos se animara a acompañarme.
Pero esta vez la piramide me esperaba a
mi SOLO, por lo que ninguno se animó.
La primera vez que dormí arriba con Jeff,
el americano, entramos en el recinto de las
piramides por el lado de la esfinge, despues
de pasar por unas callejuelas, y nos encontramos
con un individuo que nos dijo que le dieramos
algun dolar. No se lo dimos, y este probablemente
avisó a los guardias que había dos turistas
merodeando, y estoy seguro de que por eso
nos pillaron antes de subir.
Esta vez decidí entrar por el lado opuesto,
el que daba a la carretera principal. Me
fui lejos, y recuerdo que había patrullas
de soldados estacionadas cerca de lo que era
la entrada principal. Cuando estaba ya lejos,
y la piramide que quedaba mas cercana
era la de Kefren, entré en el recinto,
y me fui arrastrando hacia ella. Era oscuro,
pero había luna casi llena, por lo que
podía ver perfectamente. Poco a poco
llegué a la piramide de Kefren, y de allí
corrí hacia la gran piramide, despues
de cerciorarme de que no se oía ningun
ruido de hombres ni de perros, que yo
sabía que estaban en algun lugar, pero
que esta vez nadie les había avisado de
mi presencia.
Cuando llegué a la gran piramide el salto
para llegar a la primera hilera es muy
grande, y es crucial. Si consigues subir
sin que te descubran, el resto del ascenso
ya es seguro, ya que nadie te va a seguir.
Esta vez lo conseguí, y la sensacion es
indescriptible, ya que no es fácil lograrlo.
Hace poco vi por la television que ahora
amenazan a los que quieran subir con
prision, y me pareció surrealista si es
que es cierto.
El ascenso esta vez fue a un ritmo distinto
al de la primera vez: cuando vas solo no
compites con nadie, y estás mucho mas
alerta ya que si pasa algo no tienes a nadie
a quien recurrir.
Al llegar a la cima, sentí que había conseguido
algo importante, como cuando llegas a la cima
de una montaña peligrosa. Ahora estabamos
YO y la PIRAMIDE, y al cabo de un rato
desapareció esta separacion artificial, dejando
lugar al YO-PIRAMIDE: yo no existía aparte
de la piramide y la piramide no existía aparte
de mi.
Me tumbé debajo de la manta, utilizando la
mochila de cojín, y allí estaba, mirando las
estrellas y el infinito espacio.
Al cabo de unas horas me desperté, y sentí
un calor a la altura del corazón, y una
sensacion de GOZO se apoderó de mi.
Esta fue para mi la experiencia de la
Zarza ardiente, pero no la tuve en el
Sinaí sino en lo alto de la piramide:
esta vez YO era el PIRAMIDON.
Vi y sentí otras cosas, pero esas
prefiero guardarlas para mi,
ya que han pasado 16 años desde
entonces, y aun no he desentrañado
su significado. Cuando lo haga, las
compartiré por si pueden ser de
utilidad para algun otro buscador
egipcio.
Esa noche descubrí que la piramide
no nos revela sus secretos cuando
solo buscamos su conquista exterior,
sino solo despues de haber penetrado
en sus entrañas con una motivacion
correcta: solo entonces descubrimos
la funcion del PIRAMIDON y su
significado.
Cuando descendí al alba, ya no había
un YO ni una PIRAMIDE. Y daba igual
que el vigilante del camello y el rifle
viniera gritando. El GOZO interno
seguía allí, y solo pude esbozar una
sonrisa y seguir mi camino hacia
la salida, esta vez por la entrada
principal, escoltado por una manifestacion
del guardian del umbral, en forma de
vigilante a camello.
El Fenix había vuelto a renacer de
sus cenizas.