En la soledad de la montaña nevada,
donde el esfuerzo se ve recompensado
con una visión nítida y diáfana,
la carga parece mas pesada.
Es la determinación de ascender
para obtener la panorámica global,
lo que te otorga fuerza
para subir sin tregua.
Y una vez arriba,
con el cuerpo cansado
y la mente clara,
el gozo de la visión.
Ese mismo lugar, pero sin nieve,
no tiene el mismo sabor.
Estas experiencias exquisitas
producen adicción,
y todo el esfuerzo empleado
puede ser inútil.
Tanta belleza, paz y claridad
puede echarse a perder
por una simple cuestión de apego.
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