Tras cuatro días intensos,
parece que la mente
funciona de forma no habitual.
Muchas montañas,
muchas pistas forestales,
y sólo una mente.
Vajrakilaya,
Padampa Sangye
y mahamudra.
Sin buscarlo,
apareció el puntón de las brujas,
que el ego tuvo que trepar.
Curiosas vacaciones,
donde el ego tuvo su alimento,
y el no-ego también.
Veremos mañana.
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