Observando la mente, descubrimos que aparecen
una serie de estados mentales cuya continuidad
llamamos CONCIENCIA.
Esta sucesión de estados mentales se caracterizan
por un TONO emocional determinado, que lleva
asociado una serie de PENSAMIENTOS y a
veces IMAGENES, relacionados con el
PASADO (recuerdos) o el FUTURO.
Si prestamos ATENCION, nos daremos cuenta
de que la mayor parte del TIEMPO la mente
se encuentra establecida en el pasado
o en el futuro, sea recordando o imaginando, alejada
del momento presente, que suele estar VELADO.
Nuestro estado de conciencia suele estar
condicionado por los recuerdos del pasado
y los TEMORES o DESEOS de lo que
nos puede suceder en el futuro.
Este suele ser el mecanismo habitual
de funcionamiento de la mente confusa,
nuestra mente del día a día.
La clave de todo este entuerto es la IDENTIFICACION
con un YO, que es un conglomerado de recuerdos,
esperanzas, temores, hábitos y creencias cambiantes.
El porqué esto es así no lo sé, pero sé que es así.
Hay momentos en que esta identificación se debilita,
y entonces la mente funciona de otra manera,
y aparecen otros estados mentales, de unas
características diferentes a los que nuestra
conciencia habitual nos tiene acostumbrados.
Luego buscamos métodos para disfrutar de
nuevo de estos estados, y sutilmente el
YO los va RUTINIZANDO, desnaturalizando,
quitandoles el FRESCOR de la ESPONTANEIDAD,
convirtiendolos en fabricaciones esforzadas,
RITUALES artificiales que solo producen
vulgares SUCEDANEOS de los estados
mentales que surgieron al dejar de
identificarnos con un Yo, al dejar por
un momento el APEGO de lado.
Y lo que en un principio fue un
descubrimiento, pasa a convertirse
en una ADICCION. Nos volvemos
yonkis de la meditación sentada,
de la meditación en acción o
incluso de la no-meditación.
El GOZO de la experiencia pura,
espontanea, pasa a convertirse
en una búsqueda ansiosa para volver a
repetir la misma sensación,
pero este DESEO no es
más que el grillete que nos
ata al YO, y que va a desnaturalizar
toda experiencia obtenida por
cualquiera de los métodos que
utilicemos, impidiendo que
los estados desapegados puedan
volver a manifestarse.
El DESEO acaba convirtiendo el
GOZO en mero PLACER,
que no es más que una forma
de ALIVIO, y no una experiencia
de TRASCENDENCIA del DESEO.
El deseo de ir más allá del sufrimiento
nos será muy útil al principio para
descubrir las causas de este sufrimiento
y el camino que lleva a la cesación del
mismo, pero al llegar a cierto punto
habrá que abandonar incluso este
DESEO. En ese momento, se
abrirá la puerta del Dzogchen
y el no- esfuerzo.