
Al principio, creí que debía buscarte fuera:
No descansé hasta encontrar tu rastro.
Cuando te encontré, me enseñaste a mirar
mi propia mente, desnuda y natural.
Me mostraste la practica genuina,
y esta pasó a ser el maestro.
Cuando vi mi propia naturaleza,
descubrí que el maestro es la mente clara.
Tres aspectos, de una misma esencia:
externo, interno y secreto.
Maestro, discípulo y practica;
tres que son uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario