Hace casi cuatro años intenté por primera vez subir al Aneto.
En esa época tenía muy poca experiéncia en la montaña,
y una gran temeridad. El resultado de ese primer intento
fue un resbalón en los aigualluts y un dedo roto.
Una dura lección que me mostró que para acceder
al Aneto de forma segura debía aprender aún muchas cosas.
En estos cuatro años he intentado subir otras dos veces,
pero debido al mal tiempo he debido renunciar a ello.
Tambien he podido subir a otros tres miles próximos
al Aneto, y siempre lo he observado con un cierto
temor y respeto, debido a la lección del dedo roto.
Por fin este domingo pude subir junto a otros tres
compañeros que he conocido en este período
y con los que me une ya una cierta amistad
debido a los momentos compartidos
en la montaña, en diversas ascensiones.
Ha sido como cerrar un ciclo, y hasta parece que
tiene una correspondencia con la práctica mahamudra
que vengo realizando desde hace ya algunos años.
Empecé solo en la práctica del montañismo,
y con el tiempo han aparecido compañeros.
Habrá que ver si son solo experiencias o hay algun logro,
pero ahora mismo la sensación es que estoy entrando
en otro nivel de la práctica, y eso me hace sentir feliz
porque veo que hay un progreso, lento, pero seguro.