A veces, las creencias a las que nos aferramos
y que parecen ser muy sólidas,
se rompen en pedazos,
y crean un canchal:
el pedregal de las
creencias erroneas.
En lugar de rechazarlas,
podemos utilizarlas para
deslizarnos sobre ellas,
y bajar cómodamente
hasta el refugio,
evitando resbalar.
Curiosamente,
cuantas más creencias
erroneas conformen el
canchal, más fácil será el
descenso por las empinadas
laderas del karma.
Todo tiene su utilidad,
incluso los errores cometidos,
cuando la vision es superior.