Todo el sistema mahamudra está enfocado en preparar al practicante para que pueda reconocer la naturaleza de la mente cuando le sea señalada por el maestro, y establecerse en ella. Los preliminares sirven solo para desarrollar las cualidades necesarias para poder VER cuando el maestro señala, y deshacerse de viejos hábitos y vicios que hacen imposible esta VISION DIRECTA.
Cada practicante tiene su historia personal y debe encontrar al maestro que pueda ayudarle a ir más allá de sus límites relativos. Este, al ser un practicante cualificado del Linaje, podrá ver claramente la situación en que se encuentra el practicante que busca su ayuda, y recomendarle las prácticas adecuadas para que pueda purificar su karma y sus hábitos nocivos.
No hay dos practicantes identicos, y llegados a un cierto nivel básico de desarrollo, no sirven las recetas generales. Hay que hacer un diagnostico específico y recomendar un tratamiento particular e intransferible. Las funciones de un Maestro, serían, guardando las distancias, parecidas a lo que hoy se conoce como un COACH. En occidente no está muy bien visto decir que se tiene un maestro espiritual, aunque decir que se tiene un coach empieza a estar de moda.
Para empezar a transitar por la senda del DESPIERTO no hace falta tener un maestro, ya que hay muchas opciones disponibles, y uno puede acudir a centros de DHARMA, recibir iniciaciones, tomar REFUGIO, tomar distintos VOTOS (pratimoksha, bodissatva...) y practicar las sadhanas en casa o estudiar el LAM RIM o los sutra PRAJNAPARAMITA, y mil y una practicas, que de buen seguro seran de mucha utilidad.
Pero llegados a un cierto punto, el practicante se da cuenta que necesita un guia cualificado para ayudarle a progresar a un nivel superior, y refinar su practica, prestando atención a detalles más sutiles que cuando empezó no les daba demasiada importancia, ya que llegar a un nivel aceptable de SHINE ya representaba para él un gran logro, comparado con sus anteriores estados de confusión mental habituales.
En el sistema Mahamudra, y en otros como el Dzogchen o el ZEN, la clave de todo es encontrar un maestro cualificado y confiar en él. Esto no suele ser del agrado del EGO, ya que implica reconocer la propia incapacidad para conseguir la liberación por si mismo. Y los que buscan un maestro suelen querer que este les enseñe todo lo que sabe pero que no les "apriete" demasiado, ya que son personas adultas con capacidad de decisión y criterio propio.
Esperamos encontrar un maestro poderoso, capaz de realizar proezas, con superpoderes y a nuestra disposición exclusiva. Solemos buscar Grandes Rimpochés, Excelentes o Eminentes, con muchos seguidores, y esperando que reconozcan nuestro gran nivel con sólo vernos. Y esto no suele funcionar. Los rituales Tibetanos, japoneses o malayos fueron diseñados por maestros que vivieron en un tiempo concreto y en un contexto cultural específico, que muy poco tiene que ver con el occidente del siglo XXI.
Estas formas han jugado su papel, pero pretender trasplantarlas al contexto occidental sin adaptarlas está condenado al fracaso. Sería como querer plantar una orquidea tropical en Alaska, y pretender que sobreviviera.
El "auge" de las distintas formas de budismo en occidente se va a quedar en un proyecto, si no se occidentaliza la forma de las Verdades transmitidas por el señor Gautama hace mas de 2500 años en la india.
La esencia del sistema Mahamudrá no se basa en los rituales, sinó en descubrir la naturaleza de la mente, mirandola cuando se encuentra en calma o en movimiento, y establecerse en ella, y esto es lo que lo convierte en un candidato firme a desarrollarse y establecerse solidamente en occidente, siempre y cuando haya maestros del Linaje que sean capaces de adaptarlo a la mente egoica occidental, que no es la misma que la mente egoica tibetana o japonesa.
Convertirse en discípulo de un maestro oriental y olvidar que se está en un contexto occidental, no es mas que otra forma de escapismo o materialismo espiritual.
Lo importante consiste en practicar correctamente, no los rituales, sinó entender lo que se esconde tras ellos, y ser capaz de llevar la practica a la vida diaria, sin salirnos del contexto en el que nuestro karma nos haya situado, sin querer escapar de la realidad, sino entenderla y trascender las apariencias.
Muchos de los maestros del linaje Mahamudra no eran monjes, sino laicos que fueron capaces de trascender la dualidad monje-laico, y aplicaron los metodos de este sistema en sus vidas cotidianas, ya fuera como vagabundos, comerciantes, forjadores de flechas o cualquier oficio sin ningun glamour, ni ninguna pretensión de santidad.
Este espiritu del metodo lo introdujo Marpa en el Tíbet, y hoy hace falta que se introduzca en occidente paralelamente a su introducción por algunos dignos lamas tibetanos que estan haciendo su trabajo de forma impecable.
El Mahamudra debe revestirse con ropaje occidental si quiere arraigar, y esto solo es posible con maestros occidentales que hayan nacido aquí.
PHET